domingo, 22 de junio de 2014

¿QUÉ PASA CON AQUEL EFECTIVO QUE VIENE DE UNA MISIÓN?.




Tiempo atrás, resultó que fui invitada a un Evento, civil, y que se desarrolló en una Base Militar. Era como estar en una “isla” dentro de un territorio Militar.

La anfitriona, cuando me invitó a tal Evento, me comentó que iba a estar presente un señor militar que había regresado de una Misión de paz en Haití.

El punto de reunión de todas las personas que iríamos al Evento, era la casa de la anfitriona; para, una vez presentes todas las personas invitadas, iríamos en varios coches, como en caravana, al Evento.

Entre todas las personas que estábamos en esa casa, noté la presencia de un señor jóven que me llamó la atención.

Resultó que, este mismo señor, terminó llevándonos al Evento.
La Base estaba casi a oscuras, con su personal de vigilania militar, presente. Había que desplazarse por varias calles cortas para llegar al recinto.

Noté que este señor, a pesar de vestir de civil, no era civil para nada. Su modo de conducir, entre decidido e impaciente, daba la impresión de estar acostumbrado a manejar un Jeep militar.

En un momento en que dábamos unos cuantos banquinazos, (estaban haciendo mejoras en esas calles), le dije: “Usted no maneja como civil”. Se volvió para mirarme y me preguntó que por qué, a lo que le respondí: “Por la forma de manejar”.

Es que se nota, por el modo de manejar, si quien conduce, acostumbra a manejar un ómnibus, un taxi; un remise y, sobre todo, alguna Unidad Militar. Cambia temperamento, actitud; velocidad y, prudencia!.

Ya en la primera parte del recorrido, se identifica de inmediato.

Llegamos al lugar, saludamos y cada quien se ubicó por su lado.

Se dio la situación en que el señor estaba ubicado, en la misma mesa larga, a unas cuantas personas del sector frente a mí, pero que permitía poder observarle bastante bien.

Fumaba unos cigarros finos y de color oscuro tipo “Panatella”, de forma inquieta. Se le notaba “impaciente”, que “estaba”, pero que participaba de “nada” en el lugar.

Sí, era el señor militar que había vuelto de su participación a la Misión de Paz en Haití…

Le comprendía bastante bien porque yo viajaba mucho a la India; y, cuando volvía a mi lugar de nacimiento, volvía bastante….”Salvaje”!.

En cierto modo, cada quien tiene sus “Guerras”!.

Al haber observado a este señor, reflexioné sobre muchos detalles y realicé mi siguiente escrito:


INSERTARSE EN LA SOCIEDAD


Me refiero a quienes tuvimos que experimentar ciertas situaciones, fuera del entorno conocido.


En cuanto a tiempo, da lo mismo un año, unos meses o un día. Lo que cuenta es la intensidad de lo vivido... O no vivido.


El lugar. Lo que es conocido y lo que no; y la capacidad y el modo de adaptarse. Si se acepta, se “absorbe” y si se pone voluntad aunque cueste o no.


Y, al volver... Las “huellas”. El tamaño de esas “huellas”, marcas o como se la quiera identificar.


No, no podemos hablar de re-inserción a una sociedad cuando hemos vivido, tenido experiencias que nadie puede llegar a comprender.

Ningún Tratado de Psicología puede llegar a identificar, medir ni interpretar, de acuerdo a sus limitadas estructuras; lo que puede sentir, atesorar y demostrar un Ser Humano.

¿Qué pasa cuando el olor del aire no es el mismo olor?.

¿ Dónde está la fruta o hasta la lata de comida que nos alimentó más que el hambre?.. ¿ Cómo le reemplazamos?. Y, si se puede, ¿Cómo y dónde lo conseguimos?.

¿Qué cartilla stándard de estructurados test psicológicos, pueden llegar a identificar o ayudar a “Medir” lo que se ha vivido?.

¿Qué pueden entender los cómodos psicólogos de escritorio, que no tomaron compromiso de vivir, de experimentar vivencias propias, de la Vida misma?.


Hoy, el insecto que asustó con su presencia.
Hoy, la sed de experiencias nuevas.
Hoy, el descubrir que somos capaces de cosas bellas por nosotros mismos.
Hoy, sentir la grandeza de un entorno que nos fortalece.
Hoy, darnos cuenta que no estamos solos. Que estamos y somos.
Hoy, el tocar la Vida con todos nuestros sentidos.
Hoy, que nuestra visión de las cosas nos hacen más sabios.
Hoy, que damos más valor a las cosas y ya no somos los mismos.
Hoy, que cambiamos y ya no queremos ser los mismos. Crecimos o no.

¿Cómo explicamos, al entorno, que se amplió nuestra óptica ante la Vida?.


¿Y cómo hacer para fusionar esta nueva vida, recién descubierta y aprendida, con la antigua vida?.


¿Cuánto tiempo nos dan para adaptarnos a lo que hacíamos antes?.

Así, pues; no importa si estuvimos en la India, o en alguna Misión de Paz en algún país en conflicto; o en una Empresa multinacional o, simplemente, en una oficina.

Bueno es preguntarse e identificar, con qué contamos como respaldo afectivo y efectivo y, cuántas estrategias tenemos que aprender y usar por nosotros mismos.



Adriana A. Grossi
19/10/09





Ahora bien, a todos y a cada una de estas personas que vuelven de Misiones así, ¿Quién los contiene?. ¿Quién los apoya?.


Una cosa es la instrucción Militar; pero, una vez que llegan a donde se les ha destinado: ¿Qué esperan encontrar?. ¿Qué les dijeron?. ¿Les informaron?. ¿Qué encontraron?. ¿Qué sintieron?. ¿Qué pensaron?.


Y, lo más importante: ¿Cómo volvieron?




ADRIANA A. GROSSI
PSICORIENTÓLOGA
26/09/2010

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