domingo, 15 de abril de 2012

ESA DELGADA LÍNEA... ¿ESTAMOS PREPARADOS?



Esta madrugada, vi , en TV, casi el final de la película "Fuímos Héroes". Representando una situación bélica particular, en Vietnam, (1965), en una zona denominada "Valle de la muerte" o Ia Drag. Habían 400 soldados norteamericanos que fueron rodeados por 2.000 soldados enemigos. Bajo fuego, se dieron actos de valor, lealtad y ha sido considerada "la peor experiencia a gran escala de la Guerra".

   La imágen final, presenta a uno de los Efectivos interviniente en esa historia; sentado, tecleando ante una máquina de escribir. su expresión, entre triste y espantada; y, en un momento, dijo. "Quien estuvo en la Guerra, no lo puede olvidar nunca". se tomó los costados de su cabeza, que agachó hacia adelante, y se puso a llorar.



   Siempre me pregunté: ¿Hasta qué punto, al Efectivo, le preparan para una Misión?.

   Y, cada vez más, estoy convencida que una instrucción, para lo que sea, debe ser "integral"; hasta en su más mínimo detalle!.

   Muchas veces, justamente lo "mínimo", se convierte en "máximo"!.

   Ahora bien, todo Efectivo recibe instrucción, -se podría decir "básica"-, en cuanto a conocimiento y manejo de armas, desplazamientos; maniobras varias, etc.. Luego, viene la profundización de su especialización, que no debe estar "divorciada" del conocimiento, auqnue sea leve, del accionar de los integrantes de las otras áreas.

   En toda Misión, por supuesto que se trabaja con Efectivos de otras áreas, en conjunto, y todos deben funcionar en un único "conjunto" para que la Misión sea efectiva.

   Ahora bien. Siempre hay que ir más allá de lo que se aprendió y se sabe. Los conocimiento adicionales para que el Efectivo se sienta seguro y más "templado".

   El saber, es poder.

   Conocimientos ya, más específicos: Sobre la geografía a donde debemos ir. a qué país pertenece. Su idiosincracia, idioma, población. su ritmo de vida; y... sobre todo: si están acostumbrados a la lucha, cómo lo hacen, sus tácticas, y, lo ´más importante: A qué le temen.

   Por ejemplo, hemos sido asignados a un lugar, totalmente diferente a lo que conocemos. Es distinta geografía. Hagamos de cuenta que es Vietnam o una zona parecida.

   Hace calor, es húmedo... Y más húmedo si nos tocan sus interminables lluvias!.

   Si hacemos un recuento de lo que encontramos. Lluvia, humedad; ropa que no se seca nunca, insectos de todo tipo, formas y colores; y que, si tenemos un encuentro cercano con ellos... Nuestra piel debe parecerles un festín!. recién llegados, con un tipo de alimentación acostumbrada de donde venímos. Entonces, el ph de nuestra piel y nuestra sangre, nos transforma en un delicioso bocadillo para "degustar". Claro que, el "bocadillo" resulta que responde bastante mal en cuanto a resistencia a como lo hacen las pieles de los lugareños.

   Pasemos a los habitantes, si los hay a la vista, del lugar. si representamos a un país para ellos "hostil"; aunque veamos que nos sonríen, mostrando una hilera de dientes bastante dudosa, tengamos la previsión de tener el menor contacto con ellos y el 100% de atención a todo lo que vemos, todo lo que hacen y todo lo que hagamos.

   Una sonrisa... Puede ser la antesala de la muerte1.

   Es cuando, seriamente, deberemos hacer recuento de nuestras reservas de agua, alimentos, municiones, etc..

   En cuanto a la zona habitada allí, deberemos hacer de cuenta como que no existe.

   Si tienen un pozo de agua... ¿Y si la envenenan?.

   Si ofrecen frutas y verduras para la venta... ¿Sabemos cuál es fruta y cuál verdura?. Algunas de esas frutas... ¿Se pueden comer crudas... O, por nuestra ignorancia nos encontramos, luego de ingerirlas, con espasmos intestinales que, con el consabido ejercicio de evacuar nos encontramos debilitados; y que, de presentarse la situación, no estamos aptos para la acción?.

    En esas zonas, lo que se ve... Puede no ser lo que se cree!.

   ¿Nos impartieron, calses extras, donde nos instruyeran en el tema: "En caso de presentarse esto... Haga esto"?.

   Ahora bien, hagamos de cuenta que, una vez llegados a esa zona, identificamos cosas, nos adaptamos  a lo presente; nos sentimos en condiciones para, llegado el momento, entrar en acción!.

   Pero...

   ¿Nos instruyeron sobre lo que es un muerto, un herido; si el herido o muerto es nuestro compañero de tareas, o si se cae herido?.

   ¿Nos prepararon para aceptar estas "sorpresas", psicológicamente?.

   ¿Nos prepararon para el manejo del dolor, propio o de otro?.

   ¿Nos dieron tiempo para prepararnos y aceptar todo esto que no estaba en ningún libro?.

   Sostengo que toda instrucción, debe ser "integral"; aunque algunos estómagos, según el caso, no lo resistan.

   ¿Qué tanto puede saber, identificar y aceptar, un Efectivo, si se encuentra ante una situación así?.

   Es ahí cuando viene su choque con esa realidad distinta, que se grabará en su mente y que comenzará a afectar a todo su organismo, ante ese trauma.

   Entonces... El efectivo, ya no será el mismo, y su respuesta a la acción,  tampoco!.

   Se conoce que la armada británica, como parte del entrenamiento, conduce  a algún matadero de animales, a sus efectivos; con el fin de que se familiaricen con un "cadaver". El olor de la carne fresca, el olor de la sangre, ver tejidos abiertos, etc..

   Lo encontré realmente lógico porque es un modo en que, el Efectivo, "incorpora" otra serie de detalles con los que se puede encontrar.

   Conociendo, comprende, asimila, acepta... Y sigue!.

   Claro que un cuerpo de un animal, según su clase, no se equipara con lo que se puede ver u oler en un cuerpo humano.

   Ahora bien. Supongamos que esté aprobado este tipo de entrenamiento, hipotéticamente!. ¿Cómo y dónde se consigue un cadaver?. Si se pudiera conseguir uno en la morgue de un hospital, no serviría y hasta presentaría riesgos patológicos; salvo si la instrucción se orientara hacia ciertas enfermedades, o, yendo más lejos,  cómo respondería un tejido humano ante armas químicas, etc..

   Podría llegar a ser el permiso de una morgue judicial, donde podrían presentarse más ejemplos sobre heridas con armas blancas o armas de fuego. Pero, en este caso, podrían apreciarse resultados del impacto de algún proyectil, pero nunca de cómo quedaría expuesto un cuerpo después de una descarga de ametralladora; o lo que quedó, de ese cuerpo, después de haber sido alcanzado por un explosivo, mina, etc..

    Pues bien. Descartemos esas posibilidades hipotéticas, como también la posibilidad de "invitar" a un Efectivo, para oficiar de "cadáver"!.

   Entonces, los británicos, tienen razón. Visitar un matadero.

    Si buscamos qué animal se aproxima a las características similares a las del cuerpo humano... El cerdo!.

   Ahora bien, volvamos a la geografía del ejemplo:

   En un momento, se presenta que debemos entrar en acción. Iremos a donde nos indiquen y haremos lo que debamos hacer.

   Ante un enfrentamiento, del tipo que sea, nunca se puede precisar qué puede suceder.

   Además... No se trata ya de una maniobra... Es todo real.

   ¿Tenemos bien identificadas nuestras posiciones?.

   ¿Podemos, de ser necesario, tener contacto visual y de señales con los otros Efectivos?.

   ¿Sabemos bien qué tácticas van a aplicar los enemigos para avanzar o defender sus posiciones?.

   El enfrentamiento se realiza. En el fragor de la batalla, comienzan a presentarse bajas: Tanto de los nuestros como de los enemigos. tratamos de asistir al caído y, lo primero que hacemos, es llamar al médico...

   Siempre me pregunté por qué, justamente, las personas consideradas claves en un pelotón, son los que portan en sus cascos, etc.; aquello que, por un lado facilita que les ubiquen los "suyos". Pero... También los identifican los "otros"!.  Y se corre el peligro de que, el enemigo, si su intención es desestabilizar al pelotón "enemigo", perfectamente puede hacerlo derribando al Comandante, a quien está a cargo de comunicaciones... Y al doctor!.

   En un caso así, si atacaron al Comandante, le reemplazará su subordinado más próximo para ponerse a cargo, si al Efectivo de comunicaciones, deberán contar con alguien más que cubra esa función; y, en cuanto al médico... el pelotón, tal vaez debería llevar, en sus filas... A dos.

    Ahora bien. En el campo de batalla, abundan los sonidos de descargas de ametralladoras, explosivos varios que nos aturden. Las miles de sensaciones que poene nuestra adrenalina como en una coctelera. Debemos mantener cabeza fría y estar alertas a la situación y a todos los cambios que se van presentando que, las más de las veces, ya no tiene nada que ver con lo que se tenía previsto.

 Nuestros sentidos están saturados por los estímulos del entorno y... Más allá de todo, nuestro olfato. Tan importante sentido que, si tomamos conciencia, nos puede salvar la vida. Podremos percibir el olor a pólvora, a tierra; a vegetales mutilados, etc. Pero... También deberíamos poner atención a poder captar otros olores. si hemos tenido algún tiempo, cuando llegamos a esa zona, antes de la contienda, y tuvimos algún tipo de aproximación física con el habitante del lugar y hemos prestado atención a su olor corporal; eso hasta nos puede ayudar a identificar, llegado el caso, si en nuestro recorrido en alguna zona "frondosa" en el desplazamiento, captamos el "olor" del enemigo.

    ...Claro que, ellos, también, han tenido tiempo de "olernos"!.

   Es cierto, que este comentario anterior, puede pensarse como una actitud... "Animal"; pero, más de una vez, el tener los sentidos "despiertos", salvan vidas!.

   Siguiendo con el olfato, es de mucha ayuda para identificar si, por donde estamos circulando, podremos encontrarnos con alguienherido o muerto.

   Igualmente, si nos han herido y debemos seguir, y podemos hacerlo, deberemos tener la previsión de proteger la herida con algún tipo de vendaje y cuidando de no dejar rastro y...Olor!. Más aún si, por el tipo de geografía, puede presentarse la existencia de animales salvajes.

    Ahora bien:

    Fuimos preparados para la lucha y fuimos a luchar.

    Se nos presentaron imprevistos y hemos ido tratando de solucionarlos.

    Nos pasaron cosas, las sorteamos, y sseguimos.

    Pero...

    ¿Alguien nos preparó para ser testigos de la muerte?.

    Por qué insisto en la importancia de una entrenamiento integral.

   Lo ya conocido, guste o no, se asume y se sigue.

   Pero:

   ¿Quién nos protege de lo que vemos y somos testigos?.

    Ese cuerpo que gime, el otro mutilado.

   Las imágenes que se graban en la mente.

   Cuando son imprevistas y tampoco conocidas, se quedan "impresas" en la mente. Y, ese efectivo que luego terminó su missión y lo envían a "casa", ya no es el mismo. Por lo que vivió, pensó e hizo; pero, lo más grave para él: LO QUE VIÓ!.

   Y, una vez en "casa", su comportamiento, ya no es el mismo de como se le conocía.

   Son las imágenes recurrentes que le asaltan; y repiten, una y otra vez, esa carga tóxica de adrenalina que mina su organismo.

   Se habla mucho del Síndrome de estrés postraumático. se han presentado miles, tal vez millones de posibles terapias y teorías.

   ... Y los Efectivos, siguen con todas esaas situaciones, vivencias e interrogantes de los que no han podido desprenderse.

   Una sintomatología, es el resultado de algo, una "orden" específica que nació en la mente del individuo.

   Y este tipo de situaciones fuertes, son las que con más profundidad hay que identificar el qué y en qué momento quedó "fija" alguna de esas situaciones; comunmente no previstas y, menos, conocidas para ese Efectivo, para ayudarle a comprender ciertos detalles de todo eso para que comience a "desprenderse" de lo vivido y "aproximarse" a su nuevo presente.

   Por eso, con respeto, con cariño, siempre pregunto:

   ¿Estamos preparados?.


        ADRIANA A. GROSSI

                15/04/12

             PSICORIENTÓLOGA

lunes, 9 de abril de 2012

LA DESGRACIA DE TRANSFORMARSE EN UN PACIENTE

  
Siempre me llamó la atención la “magia” del cuerpo humano, como una obra perfecta de ingeniería biológica. Así fue que nació mi inclinación hacia la medicina, en función de cómo conservar, reparar y hasta mejorar su funcionamiento.
  Como el ser humano, como toda otra especie, conforma un todo, según su Naturaleza, quise ir más allá de lo mecánico-funcional de un cuerpo humano. Profundicé mis estudios, en su momento, y me acerqué a la parte psicológica en cuanto a cómo repercuten en ese todo magnífico del cuerpo humano los sentimientos, pensamientos y respuestas propias del individuo. Por eso, y mucho más, me convertí en orientadora psicológica.
  Luego, vinieron otras posibilidades de interiorizarme y “enamorarme” de la medicina Ayurvédica en la India. Luego, vino la medicina Ortomolecular. Ambas, que no contaban con equivalencias en la facultad de medicina de donde me encuentro. Pues bien, me dediqué a investigar para levantar el perfil inmunológico del ser humano; y tomé, equilibré y armonicé todo lo aprendido para una mejor comprensión y aplicación de soluciones integrales de situaciones presentes en las sintomatologías.
   Para que se manifieste una enfermedad, el origen de la misma, primeramente se originó en la mente del individuo; según la intensidad y repetición de lo que alberga en su mente, dará por resultado la manifestación en su plano físico.
   Tuve oportunidad de enterarme de una situación de una persona. Lo suyo se manifestó como una “explosión” y terminó siendo atendida en un hospital público. La persona profesional que accedió a atender su situación, en un principio, amable. Le atendió estando presentes dos personas recién recibidas en medicina.
   La verdad que, ya a toda persona que debe recalar en un consultorio, hospital, centro asistencial, etc., no se siente del todo bien en cuanto a lo que esos lugares representan, amén de su situación personal de no-salud… Y, encima, tener que estar “expuesta” a personas “ajenas” a la consulta; quienes, cual abejorros “entusiasmados” para las que todo es nuevo y “divertido” y recién están estrenando su primer delantal.
   La verdad que es más que humillante para el consultante… El profesional está aceptando y le está robando su intimidad, sus miedos; sus dudas, etc. Realmente, indigno.
   Luego, vino la “sentencia” de la sintomatología, según la “cartilla-establecida-de-enfermedades-clásicas-y-aprobadas-por-los-profesionales”.
   Siempre pensé, sentí y defendí la idea de que se puede transmitir una información, desde la más grande, o grave, o sencilla, teniendo en cuenta la delicadeza y el modo en que lo transmito… Parece que eso, en la actualidad, no cuenta para nada!.
   Me comentaron que hace muchos años, está estipulado y aprobado, el cruel ejercicio de decirle al paciente todo junto sin importar el choque psicológico que le puede ocasionar. Pero… Después le aconsejan que asista a reuniones de grupo de autoayuda.
   A todo esto, en la primera entrevista, entre la persona profesional y sus “dos-me-pregunto-que-hacían-ahí-las-dos-personas-jóvenes-recién-recibidas”; porque, parece, que ambas, no iban a seguir la especialidad, y ya estaban comentando lo “estipulado” de los pasos que se siguen según esa sintomatología.
   Me hizo pensar, por lógica, ¿Qué estarían haciendo esas dos personitas en esa consulta?. ¿Por qué esa persona profesional les daba tanta cabida?. ¿Quería quedar bien con ambas?.
   Siempre pensé y sostengo que la privacidad de cada situación es más que importante en cada caso. Que debe primar un gran respeto en todo momento.
   Luego, esta persona, comenzó a realizarse una serie de estudios; y, aún faltándole el resultado más importante que identificara la real sintomatología; en cada uno de los otros resultados, ya colocaban como “resultado” identificatorio, la sintomatología que la persona profesional ya había “dictaminado”.
   A todo esto, me extrañó su comentario sobre el detalle, de que fue a una posterior entrevista y, la persona profesional, parece que le encontró una cierta mejoría y su trato se volvió agresivo; que mientras le hablaba, “mordía” las palabras y le sugería que no tomara uno de los remedios, (que le iban a aliviar ciertas molestias), aduciendo que le podía caer mal al estómago.
   Me detuve a pensar sobre ese comentario que me llamó la atención: ¿Cómo podía, esa persona profesional, sentirse contrariada por una cierta mejoría en el consultante?.
   … ¿O era que tenía planeado presentar su caso, bastante atípico, como trabajo de investigación para su “crecimiento” profesional?.
    La verdad, me extrañó y me hizo pensar bastante…
   ¿Puede, la persona “consultante” sentirse “feliz” de seguir siendo agredida, psicológicamente, y continuar con los estudios?.
   Con tristeza, me puse a pensar en el Juramento Hipocrático:

Juramento Hipocrático

En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.
Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores.
Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí.
Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos.
No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase.
Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción.
Aún bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor.

   ¿Lo aplican en la actualidad?. O sólo lo recitan cuando les dan el diploma?.
   
   Siempre me atrajo la medicina con ese sentimiento lindo, cálido, fuerte del:
“No dañarás”!.
   Ahora bien, tengamos en cuenta que, toda persona que pasa a la “Modalidad-de-no-sano”, se vuelve un individuo que se siente triste, sólo, abandonado y que recurre a un profesional para que le trate su dolencia. Le vé como a un dios, le teme, tal vez le adora y le obedece. Tal vez porque quiere confiar, o no le queda otra.
   Pero, ¿Qué pasa si le toca un profesional que le puede ver como un caso más, le dedica poco tiempo porque no tiene tiempo y ya está?. Y, lo más peligroso que se puede presentar en la entrevista: De qué modo se emite la información.
   EL consultante, instintivamente, le está cediendo poder al profesional; pero, ese profesional, debe tener la decencia y respeto de tener en cuenta el estado anímico del consultante.
    ¡Cuidado!. Las palabras… Destruyen o construyen!.
   ¿Y la humanidad?.
   Siempre pensé que, un título, se gana por obra, tiempo y dedicación. Sino, que cambien de “rubro”.



     ADRIANA A. GROSSI
            09/04/12

lunes, 2 de abril de 2012

VALOR, ESTRATEGIA, INTENCIÓN Y DETERMINACIÓN.

  
VALOR. "Es una cualidad que siempre ha sido respetada pero es virtud solamente cuando se dirige hacia lo productivo".

                    "Valor sin conciencia, es considerado como una manifestación salvaje".

                    "No basta valentía física; sino, valor moral".

                    "Energía y voluntad para afrontar situaciones difíciles o adversas".

   (Teniendo plena convicción de lo que estamos haciendo...).

ESTRATEGIA: "Virtud, disposición y habilidad para lograr un propósito".

                           "Arte para dirigir un asunto".

INTENCIÓN: "Propósito o voluntad de hacer algo".

                         "Determinación de la voluntad en orden a un fin".

DETERMINACIÓN: "Hacer lo que se debe hacer".



    ¿Qué tan fuertes somos...?.

    Y nos damos cuenta que podemos lograrlo; aún, más allá de lo que ya sea conocido, experimentado... O aprendido.

   No importa con qué elementos contemos, sino... Cómo lo hagamos!.

   No importan los resultados, que pueden no ser los esperados; sino, todo lo que hicimos y dimos de nosotros mismos.


        ADRIANA A. GROSSI

             02/04/12

domingo, 1 de abril de 2012

LA SAL DE LA VIDA... ¿O LA SAL QUITA-VIDA?

  
   Más de una vez, cuando salgo a almorzar a algún local para ello. me gusta ponerme a mirar 

   En muchas ocasiones, me gusta ver qué piden en sus menúes. Ver sus preferencias, la presentación de las comidas. Sus expresiones cuando les sirven sus platos.

   Muchas veces, como obligada presentación de servicio al comensal; además de los cubiertos, paneras, servilletas; copas o vasos, según el lugar, etc.. Está presente una alcuza. Se conoce así a un soporte, tal vez de fina factura o más práctico, donde están presentes cuatro contenedores: Dos frascos o botellas chicas, uno para el aceite y otro para el vinagre; y dos especies de "talqueras": Una para la sal y otra para la pimienta.

   Siempre me ha asombrado ver que, de inmediato y con gesto mecánico, cada comensal, acostumbra tomar el salero y  espolvorear, con pasión, su comida servida con una peligrosa y abundante lluvia de sal!.

   Por mi parte, la sal: Fuera y lejos!. Por hallarla perniciosa. Tal vez una pizca para saborizar... Pero no una montaña!.

   Además, son tantos los malos resultados por el exceso de su ingesta... Que aterroriza!.

   Días atrás, recalé en un lugar donde preparan comidas tipo "caseras"; entiéndase: "Comestibles"!.

   Como guarnición, habían colocado una suculenta porción de puré de papas: Mi "perdición"!.

   Comencé mi almuerzo y... La carne... salada!. Pensé que, combinando cada trozo de carne con una breve porción de puré, "suavizaría" el picor en la lengua por tanta sal.

   Probé de hacerlo y... El puré también estaba salado!.

   Tuve que dejar de ingerirlo.

   Me acerqué al señor encargado del local para informarle lo sucedido. Era la primera vez que se presentaba algo así.

   El señor, me miró con aspecto cansado y me dijo: "No es problema de salero... Es problema de cocinero".

   Una verdadera pena, tantos menúes arruinados... Por la mala o quizá ninguna  instrucción gastronómica del cocinero: Es bien sabido que, en todo restaurante o local de comidas que se precie, la condimentación de los menúes preparados, jamás deben exceder el mínimo establecido para su preparación. Así, cada comensal podrá acentuar cada sabor, a su gusto.

   Cada comensal, tiene sus preferencias o necesidades.

   Además, ¿Por qué esa tendencia compulsiva, que tanto observo últimamente, por cubrir todo lo que van a ingerir, con tanto exceso de sal?.

    Debemos tener en cuenta que las papilas gustativas, son órganos sensoriales de la lengua; que cumplen la función de permitirnos percibir los sabores. Dulce, salado, ácido, amargo y agrio.

   Ahora bien, tomamos algo altamente salado, o dulce, etc..  Lo único que vamos a lograr va a ser una saturación de un específico sabor que anulará, por bastante tiempo, los otros; que quedarán como "adormecidos" y fuera de función.

   Se tiene entendido que, el cuerpo humano, excreta, del mismo modo, la cantidad de sal que la que se le incorpora.

   Eso, está por verse...

   No es tan "inocente" el paso de este elemento químico por el organismo del cuerpo humano.

   Si fuera "buena" su abundante ingesta... ¿Por qué existen tantas personas nefrópatas, hipertensas, diabéticas, obesas y demás...?

   Pensándolo bien...

   ¿Necesitamos tanta excesiva ingesta de sal...?.


  ADRIANA A. GROSSI

         01/04/12