Tenemos
una
Misión,
en
un
país
“diferente”
al
“Mundo”
que
conocemos.
Hagamos
de cuenta que hemos tenido tiempo físico para prepararnos:
- Estudio de esa “geografía”.
- Fotos satelitales donde podremos identificar puntos estratégicos.
- Hemos estudiado cartografía para identificar posibles distancias y medios para cubrir esas áreas.
- Nos hemos aprovisionado de “pertrechos” considerados necesarios como para lograr el propósito establecido.
- Hemos “estudiado” la idiosincracia de los habitantes del lugar.
- Hemos conseguido a una persona que conozca el idioma que maneja la gente de ese lugar.
Pero…
Ese
“intérprete”, se convierte en algo así como a alguien a quien
hay que cuidar de que hasta se resfríe y que… No le pase “nada”!.
Todos
estaríamos
condicionados
por
esa
persona
tipo
“Santo
Grial”.
Y
que,
si
por
desgracia,
en
un
mínimo
descuido,
lo
abaten:
Todo
el
pelotón
queda
a
“oscuras”
en
cuanto
a
interpretación
y
comunicación
con
el
medio
“especial”
con
el
que
deberán
moverse
en
la
Misión.
O
sea:
Incomunicación,
gran desventaja para identificar qué está pasando a nuestro
alrededor.
No,
no sólo sería estar presentes en un medio geográfico-físico
“extraño”.
Es
estar “peligrosamente” aislados en toda la estrategia militar!.
Si
debemos ir en Misión a un lugar “desconocido” a nuestro “normal”
entrenamiento y costumbre, muy bueno es no contar con un solo y único
intérprete!.
No
somos únicos!.
Bueno
es enviar, “ambientado” a la zona a investigar, previamente a la
“visita”; a un efectivo, o a varios, para captar e identificar el
idioma local, sus modismos; señas, expresiones de su sistema
coloquial de “comunicación”.
O
sea… El importante ejercicio de “educar” el oído!.
Que
sepamos
que,
si
hay
una
“emergencia”
local,
podamos
identificar
todo
eso
y
no
quedarnos
con
la
indulgente
idea
de
que,
esos
gritos,
son
porque
nos
están
ofreciendo
sus
frutas
y
verduras!.
El
“desconocimiento”
de
un
idioma,
dialecto
o
lo
que
sea,
la
expresión
coloquial
de
los
habitantes
del
lugar
al
que
estamos
designados
en
Misión,
puede
llevarnos
a
la
temprana
e
inesperada
derrota!.
Por
eso, para cada “Incursión”, pregunto:
Y,
en idiomas… ¿Cómo andamos?.
ADRIANA GROSSI
25/09/12
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