Este mediodía, mientras almorzaba, estaban proyectando, por TV, un noticiario donde, al pie de la imágen, un letrerito rezaba: "NO SALEROS EN LAS MESAS".
Me pareció "saludable" la disposición y me hizo acordar de un escrito mío que realicé y publiqué en su momento y que ahora, les comparto:
Más de una vez, cuando salgo a almorzar a algún local para ello. me gusta ponerme a mirar
En muchas ocasiones, me gusta ver qué piden en sus menúes. Ver sus preferencias, la presentación de las comidas. Sus expresiones cuando les sirven sus platos.
Muchas veces, como obligada presentación de servicio al comensal; además de los cubiertos, paneras, servilletas; copas o vasos, según el lugar, etc.. Está presente una alcuza. Se conoce así a un soporte, tal vez de fina factura o más práctico, donde están presentes cuatro contenedores: Dos frascos o botellas chicas, uno para el aceite y otro para el vinagre; y dos especies de "talqueras": Una para la sal y otra para la pimienta.
Siempre me ha asombrado ver que, de inmediato y con gesto mecánico, cada comensal, acostumbra tomar el salero y espolvorear, con pasión, su comida servida con una peligrosa y abundante lluvia de sal!.
Por mi parte, la sal: Fuera y lejos!. Por hallarla perniciosa. Tal vez una pizca para saborizar... Pero no una montaña!.
Además, son tantos los malos resultados por el exceso de su ingesta... Que aterroriza!.
Días atrás, recalé en un lugar donde preparan comidas tipo "caseras"; entiéndase: "Comestibles"!.
Como guarnición, habían colocado una suculenta porción de puré de papas: Mi "perdición"!.
Comencé mi almuerzo y... La carne... salada!. Pensé que, combinando cada trozo de carne con una breve porción de puré, "suavizaría" el picor en la lengua por tanta sal.
Probé de hacerlo y... El puré también estaba salado!.
Tuve que dejar de ingerirlo.
Me acerqué al señor encargado del local para informarle lo sucedido. Era la primera vez que se presentaba algo así.
El señor, me miró con aspecto cansado y me dijo: "No es problema de salero... Es problema de cocinero".
Una verdadera pena, tantos menúes arruinados... Por la mala o quizá ninguna instrucción gastronómica del cocinero: Es bien sabido que, en todo restaurante o local de comidas que se precie, la condimentación de los menúes preparados, jamás deben exceder el mínimo establecido para su preparación. Así, cada comensal podrá acentuar cada sabor, a su gusto.
Cada comensal, tiene sus preferencias o necesidades.
Además, ¿Por qué esa tendencia compulsiva, que tanto observo últimamente, por cubrir todo lo que van a ingerir, con tanto exceso de sal?.
Debemos tener en cuenta que las papilas gustativas, son órganos sensoriales de la lengua; que cumplen la función de permitirnos percibir los sabores. Dulce, salado, ácido, amargo y agrio.
Ahora bien, tomamos algo altamente salado, o dulce, etc.. Lo único que vamos a lograr va a ser una saturación de un específico sabor que anulará, por bastante tiempo, los otros; que quedarán como "adormecidos" y fuera de función.
Se tiene entendido que, el cuerpo humano, excreta, del mismo modo, la cantidad de sal que la que se le incorpora.
Eso, está por verse...
No es tan "inocente" el paso de este elemento químico por el organismo del cuerpo humano.
Si fuera "buena" su abundante ingesta... ¿Por qué existen tantas personas nefrópatas, hipertensas, diabéticas, obesas y demás...?
Pensándolo bien...
¿Necesitamos tanta excesiva ingesta de sal...?.
ADRIANA A. GROSSI
01/04/12
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